¿Nos conmueve o nos conmociona?
El mundo se “conmovió” 2 veces, esta semana, primero la foto del Oso
Polar que muestra las consecuencias de la degradación ambiental por las que está atravesando el Planeta y del
cual pareciera que no hacemos parte, porque estamos más preocupados en colonizar Marte, y la
segunda conmoción es el retrato de los inmigrantes a nivel global, este flagelo de la inmigración en las fronteras
imaginarias que hemos aceptado, nos ha dado una víctima más, la imagen
de un niño Sirio que pareciere que ha
impactado de forma más directa a Gobiernos, agencias y por último, muy por
ultimo a las personas. Vale la pena
reflexionar unos instantes y cuestionarnos si esa conmoción es mediática, esta semana tuvimos la oportunidad de llorar,
sensibilizarnos y “pensar”, pero la otra
semana olvidaremos y cambiaremos tan radicalmente de tema, que peligrosamente centraremos
nuestra atención en las nalgas de miss universo.
¿Las personas se
conmueven? O ¿solo aparentan afligirse en las redes sociales para mostrarse
como “sensibles”?. No es solo republicar una imagen, es entender nuestro entorno
y nuestro roll en el mundo, en lo regional, en lo local, ser sensible no solo
ante la muerte, si no ante la vida
misma, ante lo ambiental, lo político.
¿Nos conmueve o nos conmociona?
Dolor, tristeza y desgana son sentimientos que nos embarga, pero son esas mismas emociones las que nos debería
estremecer y movilizarnos por el cambio.
Y por movilización no hablo de salir a la calle en una marcha con pancartas y
arengas contra alguien o algo, es movilizarnos internamente, si quieren llámenlo
espiritualmente, pero el cambio se hace primero desde adentro y hacia fuera.