viernes, 4 de septiembre de 2015

¿Nos conmueve o nos conmociona?  


El mundo se  “conmovió”  2 veces, esta semana, primero la foto del Oso Polar que muestra las consecuencias de la degradación ambiental  por las que está atravesando el Planeta y del cual pareciera que no hacemos parte, porque estamos más preocupados en  colonizar Marte,   y la segunda conmoción es el retrato de los inmigrantes a  nivel global,  este  flagelo de la inmigración en las fronteras imaginarias que hemos aceptado, nos ha dado una víctima más,   la imagen de un  niño Sirio que pareciere que ha impactado de forma más directa a Gobiernos, agencias y por último, muy por ultimo a las personas.  Vale la pena reflexionar unos instantes y cuestionarnos si esa conmoción es mediática,  esta semana tuvimos la oportunidad de llorar, sensibilizarnos y “pensar”, pero  la otra semana olvidaremos y cambiaremos tan radicalmente de tema, que peligrosamente centraremos nuestra atención en las nalgas de miss universo.

¿Las personas se conmueven? O ¿solo aparentan afligirse en las redes sociales para mostrarse como “sensibles”?. No es solo republicar una imagen, es entender nuestro entorno y nuestro roll en el mundo, en lo regional, en lo local, ser sensible no solo ante la muerte,  si no ante la vida misma, ante lo ambiental, lo político.

¿Nos conmueve o nos conmociona?  

 Dolor, tristeza  y desgana son sentimientos que nos embarga,  pero son esas mismas emociones las que nos debería estremecer  y movilizarnos por el cambio. Y por movilización no hablo de salir a la calle en una marcha con pancartas y arengas contra alguien o algo, es movilizarnos internamente, si quieren llámenlo espiritualmente, pero el cambio se hace primero desde adentro y hacia fuera.  

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